Eufemismo: Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante.
Mentira: Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa.
Como podéis ver, la frontera entre ambas definiciones es una delgada línea, a veces invisible. En esa frontera de dudosos límites se mueven nuestros políticos día a día como funambulistas circenses.
En la última entrega de esta saga os describí brevemente en qué consisten las tan renombradas “reprogramaciones” que se van a realizar en la inversión pública en materia de infraestructuras. Ya ha comenzado la segunda criba. La primera, el señuelo para los titulares, lo lanzó el Ministro el día de su comparecencia; las 32 obras rescindidas, el anzuelo para los periodistas, el caramelo que le regalan al niño para evitar que le pidan el helado de chocolate gigante. Ahora, en el silencio que otorga la frontera de Julio y Agosto, donde sólo interesan noticias relacionadas con el calor, las vacaciones y los incendios forestales, comienzan a gestarse en la sombra la verdadera criba que va a asestar el golpe definitivo a la obra civil en España. A poco que rasquéis en vuestras comunidades encontraréis ejemplos escondidos relacionados con las “reprogramaciones”. No incluyo aquí las noticias relacionadas con las rescisiones, que son las que más aparecen, pero que en realidad tratan de desviar la atención de otro problema mucho mayor. Así, podéis ver qué está ocurriendo con la A-11 o la A-60 en Castilla y León, con la carretera de Unquera-Pendueles en Asturias, o la Ronda Norte de Zaragoza y la A-22 en Aragón, con la N-232 en La Rioja, con el Eje Pirenaico en Navarra, con la A-40 en Castilla La Mancha, la N-110 en Extremadura, la Autovía Central del Barranc de Batall en la Comunidad Valenciana o el Soterramiento de San Pedro en Málaga, la SE-40 de Sevilla o la A-7 en Granada. Todas las comunidades autónomas creen que son las grandes olvidadas del Estado, pero la realidad es que la catástrofe es generalizada, quizás si se unieran en un grito unánime tendrían más fuerza. Todas estas noticias son carreteras, porque son las obras que directamente sufren los ciudadanos, las que vemos en los coches, las más llamativas. Pero hay muchas obras ferroviarias que están siendo paralizadas, a pesar del anuncio del Ministro de apostar por el ferrocarril. Estas noticias tardarán más en salir a la luz, porque el usuario de a pie se ve más afectado por las obras de carreteras que por las de ferrocarriles, pero terminarán saliendo.
Conozco casos de primera mano que aún no han salido en los periódicos; obras en ejecución con desvíos provisionales ejecutados y estructuras a medio ejecutar a los que se les ha devuelto la certificación de Junio y le han dicho que no hay más dinero para este año y que el que viene le dejan una cantidad ínfima. Otras le han dicho que no pueden darle más dinero hasta el 2014. Imaginaos la siguiente situación: Contratáis a unas personas para hacer un servicio, se hace un contrato en el que se pactan unas condiciones de ejecución y donde figuran las cláusulas de rescisión y cuando estáis a mitad del servicio prestado os dicen: “No podemos seguir pagando el servicio. Pero tampoco os podemos rescindir el contrato porque de cara al público da mala imagen, aunque sabemos que legalmente es lo que os corresponde. Así que si queréis seguís ejecutando el servicio, será gratis, o bien os damos una cantidad ínfima para cubrir el expediente de cara al público aunque sabemos que con eso no podéis hacer nada. Veríamos con muy malos ojos que nos demandarais y de ser así iremos a juicio pero olvidaros entonces de trabajar con nosotros en un futuro. No os pagamos este año ni siquiera el mes pasado, ni el que viene, ni el otro ni el otro y quizás dentro de cuatro años, si la coyuntura económica lo permite, podamos continuar. Eso sí, la responsabilidad de dejar así las obras si no rescindimos, es vuestra.”
Algunas de las reprogramaciones que se están haciendo son las siguientes: si una obra tiene previsto anualidades de 10-25-15 mill de euros en 2010, 2011 y 2012, ahora se les deja en 5-0-0-0-45 mill euros entre 2010 y 2014, es decir no pagar nada más hasta dentro de cuatro años. Para ello, la obra no se rescinde sino que se “suspende temporalmente”. ¿Cuál es la diferencia entre la rescisión del contrato y la suspensión temporal es la siguiente? Hay varias pero una de ellas es que si rescindes, el contratista no tiene ninguna responsabilidad tras abandonar la obra y toda la responsabilidad recae en el Ministerio. Sin embargo una suspensión temporal, cualquier incidente es responsabilidad del contratista. Imaginaos que en una de esas obras abandonadas hay un accidente por un desvío mal señalizado. Si la obra está rescindida la culpa es del Ministerio. Suspendiendo la obra, se lava las manos.
Por otro lado rescindir significa abonar al contratista el 6% de la cantidad de obra no ejecutada, y habría que pagarla inmediatamente. Suspender la obra significa que dentro de cinco, seis, o siete años, cuando se termine la obra, habrá que abonar una cantidad importante debido al Índice de Revisión de Precios, ya que lo que cuestan las cosas ahora no es lo mismo que lo que costarán dentro de unos años. Pero ¿a quien le importa lo que se tenga que pagar dentro de media década, si seguramente habrá otro gobierno para asumir los costes?
A mí personalmente me molesta profundamente que nos tomen por tontos y que nos tengan sumidos en una incertidumbre angustiosa. En nuestra obra llevo más de tres meses esperando si continuamos o no. El contratista ha tenido que ir despidiendo a subcontratas y a personal propio poco a poco sin que nadie le haya dicho aún oficialmente que la obra se para o se reprograma. Pero eso sí, le sugieren que no “ejecute mucha obra porque no sabremos cuándo se dejará de pagar”. Somos unos privilegiados, a otros ni siquiera le han avisado y ahora le devuelven las certificaciones de lo ejecutado en Junio y Julio.
El otro día el señor presidente del gobierno dijo: “No estamos tan mal”.
Y tiene razón. Vamos a estar mucho peor.