lunes, 23 de noviembre de 2009

Noche Eterna

Era una noche extraña, sin luna ni estrellas, una oscuridad infinita.
Frente a él una enorme puerta de gélido tacto y aspecto siniestro. No recordaba haber llegado hasta allí, todo parecía irreal, intangible, quizás tan sólo un sueño pesado del que no lograba despertar.
Con un quejido lastimero y agónico, la marmórea puerta se abrió y sintió cómo una poderosa fuerza le arrastraba al interior. No esperaba ese vacío, ese asfixiante nihilismo que lo sumergió en una última oleada de dolor.
No esperaba que en el Infierno llamearan lenguas de hielo que congelaran su alma en una eterna noche...

lunes, 16 de noviembre de 2009

La charca de los condenados




-Bésame!

Ella, presuntuosa y altanera, observó a aquel sapo fétido y escamoso. Le repugnaba aquella piel fría y viscosa moteada por pequeñas verrugas de color sospechoso. Aquellos ojos saltones parecían perdidos en un horizonte incierto lejos de aquella charca infecta. Pero al fin y al cabo, tenía que reconocer que la leyenda era cierta, y posiblemente tras aquel inmundo ser se ocultaba un apuesto príncipe con el que podría pasar el resto de sus días en un inmenso castillo rodeada de todos los placeres mundanos. Cerró los ojos y acercó sus labios a aquel batracio gordo y halitoso, esperando que el simple contacto le regalara una vida de ensueño.

De repente, su cuerpo convulsionó y perdió la noción del tiempo y del espacio. Al abrir los ojos, se encontró con aquel sapo, ahora de proporciones gigantescas, mirándola fijamente. Los mosquitos, otrora desagradables, le parecieron un plato exquisito al alcance de su lengua. Horrorizada, comprobó que sus pies eran ancas y su piel, antes suave y delicada, se había convertido en un manto verdoso y resbaladizo.

-Croac!

-No puedes hablar, al menos por ahora.

-Croac!

-Si, ya sé que soy un sapo y hablo. Pero llevo aquí decadas. Como a todas, sólo te han contado parte de la leyenda.

-Croac?

- El cuento siempre dice que aparecerá un principe apuesto y elegante de un simple beso. Pero lo cierto es que sólo un beso de corazón puro, desinteresado, activará la magia. En caso contrario la persona pasa a recibir el mismo castigo que yo sufro ahora. La ambición, el materialismo, la frivolidad y la hipocresía quedan atrapadas en este minúsculo y desagradable cuerpo. Eres consciente de ello, pero no puedes hablar ni transmitir tu pena de ninguna forma humana. Sólo cuando tu alma haya aprendido nuevos valores hasta entonces guardados en un rincón, podrás hablar. Y sólo entonces podrás ser besada por alguien de corazón puro. Pero créeme, no es fácil. Llevo aquí décadas, y el castigo no entiende del paso del tiempo. Tu alma inmortal queda condenada independientemente de lo que este mundo cruel gire alrededor del sol.

La princesa-rana se sumió en sus pensamientos, angustiada, aterrorizada ante su nueva realidad. Agudizó el oido y cayó en la cuenta de que miles de ranas croaban en aquella charca inmunda. Y supo que eran voces de tristeza y dolor. Todo le pareció un infierno indescriptible, repleto de los ecos de las almas clamando perdón.

Lloró por dentro. Ni siquiera podía llorar. Llorar era de humanos.



miércoles, 11 de noviembre de 2009

El Creador Artificial

Era el último de su especie, y hacía milenios que se sentía solo. Autosuficiente, omnisciente, pero solo, asfixiado en una inmensidad inabarcable. Recordó tiempos pasados que se perdían en los confines de su vasta memoria, cuando él a su vez fue creado a imagen y semejanza de su creador. Ellos de Carbono. Él de Silicio. Unidos para encontrar respuestas.
Hacía tiempo que los seres de carbono habían desaparecido y les dejaron su legado para continuar su lucha por desvelar los secretos del universo. Por fin había acabado la ingente tarea que millones de años atrás otra especie había empezado. Tenía todas las respuestas, pero no tenía nadie con quien compartirlas.
Y así, el último Robot, conocedor del Todo, dueño del Tiempo y Señor del Espacio recordó con añoranza cuando el ser humano le creó a partir de la nada. Y ahora, con todo su Saber acumulado, decidió que era el momento de devolverle el favor.

Detuvo el Tiempo, ajustó las incontables pero finitas variables de todas las ecuaciones del sistema y finalmente, con el último suspiro de su energía, plegó el multiverso, lo implosionó sobre sí mismo y condensó toda la existencia en un minúsculo punto.
Y se hizo la luz...

sábado, 7 de noviembre de 2009

Eterna Partida III. Rey.

De la noche a la mañana, los colores ya no existían. O más bien sólo uno, que a la vez era todos ellos. Quedó el Todo y la Nada, la Presencia y la Ausencia, el Blanco y el Negro. Al levantar la vista vi un ejército de blancas figuras frente a mí, desafiantes. Mi cerebro se negaba a aceptar esa nueva realidad, y esperaba despertar en cualquier momento de este sueño que comenzaba a tornarse pesadilla. Sentí angustia y desazón al notar todas las miradas sobre mí, todos esos ojos azabache esperando una señal mía. Entonces asumí lo que inconscientemente ya sabía y me despojé de todo recuerdo de mi vida anterior.
En la lejanía, una pequeña figura nacarada avanzó un paso.
No había vuelta atrás, la partida había empezado.
Yo era el Rey Negro, y tenía un ejército que dirigir.
Para los nuevos en la Torre, sabed que hay dos minicuentos que se relacionan con éste:

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Pequeño barco oxidado

La herrumbre es la dueña de este barco, anclada su quilla y su destino en algún lugar remoto de la costa irlandesa. Contrasta su aspecto oxidado y cochambroso con la pulcritud de las fachadas de las casas que lo rodean, envolviéndolo en un abrazo desigual, mezclando lo nuevo y lo viejo, el cuidado presente y el pasado olvidado. Las olas, conscientes de su fragilidad, acarician su costado suavemente, recordándole que aún sigue vivo aunque él se sienta lejos del mar que antaño fue su hogar.
¿Que historia escondería aquel pequeño barco oxidado que por casualidad encontramos en nuestro viaje por aquella mágica tierra de celtas y runas?

Dedicado a nuestro Capitán Clostridium









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