miércoles, 25 de mayo de 2011

Una heredera para la Torre...

Esta entrada se escribe sin pensar, sin premeditar. Son de aquellas cosas que necesitas escribir y sin mas dilación te pones frente al portátil aunque te hayas levantado a las seis de la mañana y lleves desde hace tres horas deseando dormir. Hay veces que el cerebro se despeja, el alma se ensancha, el espíritu se inspira y el cuerpo te exige soltar sentimientos, ideas fugaces que en breve se irán y recuerdos mezclados con esperanza...

Mi prima Irene ha ganado un concurso de relatos cortos. Mi prima Irene nació en el 97, es de la generación donde el ordenador es un electrodoméstico más de la casa, de los coches con aire acondicionado incorporado, de las nuevas leyes de enseñanza que intentan proteger al niño del presente pero no se preocupan por la persona del futuro, de los videojuegos, de las redes sociales y de la ropa de marca. De una generación que se rodea de una sociedad que sobreprotege a los niños sin dejarlos formarse para el futuro, como el que abraza muy fuerte sin pensar que puedes asfixiar.

Quizás sea algo muy simple para armar tanto revuelo en la Torre del Caos, pero ya sabéis como funciona esto; pequeñas olas se convierten en maremotos, y desde mi impresión generalizada y quizás injusta de que las generaciones que nos siguen a veces pierden la perspectiva de lo que son sus deberes y exijen un mundo con todos sus derechos, a veces surge un ejemplo vivo que me pilla desprevenido y me hace tener esperanza.

Un relato corto para los que aquí me leéis es algo sencillo pero no por ello simple; para alguien que no ha llegado a los quince significa haber dedicado tiempo a tener algo que decir, a pensar, a reflexionar, a sentir y a plasmarlo en un papel. Significa madurez. Y es que en mi prima Irene se han mezclado dos ingredientes que a mi juicio son fundamentales para el desarrollo de una persona; por un lado, la materia prima (nunca mejor dicho lo de prima), una niña desde siempre respetuosa a la par que inquieta por conocer el mundo, que en las reuniones familiares observa como hablan los mayores sin abrir la boca, absorbiendo palabras, ideas, gestos, movimientos, procesando datos a una velocidad de vértigo, pasando desapercibida pero tejiendo sus conceptos de la vida con ladrillos de uno y otro, colocándolos con intuición y uniéndolos con el ansia de conocimientos. Por otro lado su entorno familiar, el apoyo de unos padres que se vuelcan en instaurar unos valores en decadencia en nuestra sociedad; el de intentar dar lo mejor de uno mismo sin necesidad de avasallar al compañero. Lo que me llena de orgullo no es saber que las notas que sacas en clase son excepcionales; eso es una derivada lógica de tu forma de ser y de tu constancia, entrega y ganas de aprender.Lo que realmente me enorgullece es que tus compañeros te respetan porque eres una buena amiga, les ayudas en clase y te ofreces a explicarles cosas, sin esperar nada a cambio. Hay gente que busca toda la vida ser un líder. Otra personas son líderes sin pretenderlo, sin hostigar, sin avasallar y sin atropellar. Son líderes naturales. No hace falta dirigir un pais para ser un líder; esos suelen ser líderes de quita y pon, de papel en la mayoría, que cuando llueve quedan arrugados y marchitos.

En la vida quizás a veces saques buenas o malas notas en los exámenes. Pero lo que realmente hace de tí una persona íntegra es la forma en la que tratas a los demás y ser consecuente con tus principios. Las notas son buenas para intentar conseguir lo que quieres a nivel académico y laboral. Pero son tus relaciones personales las que te harán triunfar en la vida y ser feliz. Y estoy seguro de que lo serás.

Con el tiempo comprenderás la suerte que has tenido en la vida al tocarte unos padres como los tuyos. Pocas cosas hay en la vida tan dependientes de la suerte como el lugar de nacimiento y la familia que te toca; eso no lo eliges tú, eso es puro azar, y tu te has llevado el gordo de navidad, la bonoloto, el euromillón y el cuponazo de la Once. Sin ellos serías como el buen metal dejado en las manos de un mal herrero, tendrías la materia, el potencial, pero no llegaría a desarrollarse. Serías una semilla de un árbol enorme al que no plantarían en la tierra adecuada.

Enhorabuena por tu premio, Irene, espero que cuando esta Torre decaiga y las almenas se agrieten por el paso del tiempo, la desidia o la falta de ideas, nuevos aires rejuvencedores la hagan resurgir de sus cenizas cual ave fénix.

Sigue aprendiendo. Yo te llevo veinte años de ventaja y sigo aprendiendo. No se acaba nunca. Y eso es lo más maravilloso.

martes, 10 de mayo de 2011

Saltamontes

Parece insignificante, de movimiento errático e impreciso, frágil y toscamente articulado. Pero desde nuestra visión antropocéntrica de las cosas, perdemos de vista el concepto relativista de las medidas. No nos asombra que un ser cientos de veces más pequeño que nosotros pueda saltar incluso por encima nuestra, no nos preguntamos qué clase de mecanismo impulsa con tal energía. No nos asombra el uso que hace de ese par de antenas aparentemente estéticas, ni su color de camuflaje...
La naturaleza nos parece simple, caprichosa a veces en nuestra percepción superficial de lo que nos rodea. No nos agachamos a examinarla, a estudiarla, a plantearnos el porqué es así y no de otra manera. Vivimos en una continua carrera que se acelera sin cesar y en la que cada vez hay menos tiempo para mirar a los lados del camino.
Y nos perdemos lo maravilloso de lo simple, la complejidad de lo aparentemente sencillo. Reduzcamos el microscopio, o agrandemos el telescopio y salgamos de nuestra propia órbita. Sacudámonos la inercia pretenciosa de medirlo todo en base a nosotros.
"El hombre es la medida de todas las cosas...", dijo Protágoras...
"Lamentablemente", digo yo...




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