martes, 19 de enero de 2010

Necedad

Eran amigos desde que tenían uso de razón. Eran amigos a pesar de la prohibición de sus padres, de que iban a colegios diferentes, de que vivían en barrios distintos, de que pertenecían a clases sociales irreconciliables. Eran amigos, a pesar de que uno era un Grave y el otro un Agudo. Desde tiempos inmemoriales los Voces Graves y los Voces Agudas han estado enemistados. Nadie sabe la razón, cada uno apela a conflictos pasados difícilmente contrastables. En un mundo como el suyo, de perfecta oscuridad, la evolución les desarrolló el resto de los sentidos en detrimento de la vista. No hay luz en su mundo, sólo sonidos, olores, tacto y sabor. Cuenta la leyenda que en un pasado muy lejano la oscuridad era parcial y sus antepasados podían ver. Pero ya nadie sabe lo que es ver.
Martín pensó en su amigo, ahora lejos de allí. Cuando se hicieron mayores intentaron comprender el porqué la diferencia ocasionaba rechazo. Martín llegó a la conclusión de que los dioses les habían castigado quitándoles la vista.

Piénsalo”, -le dijo a su amigo-, “nos han quitado la vista como prueba, quizás si algún día todos conseguimos vivir en paz y armonía por fin nos la devuelvan”.

“Yo no estoy seguro de que nos la devuelvan” –dijo él-“mas bien creo que nos irán quitando cada uno de los sentidos, porque seguramente si pudiéramos ver haríamos nuevas clases. A lo mejor en el pasado éramos Pieles Oscuras y Pieles Blancas, como dice la leyenda, y en el futuro seremos Pieles Saladas o Pieles Dulces. Quizás sólo cuando no tengamos sentidos y sólo podamos juzgar con la mente, realmente empecemos a comprendernos.”

En esa marea de reflexiones Martín, cabizbajo, pensó que quizás entonces se enemistarían las Mentes Progresistas con las Mentes Conservadoras. Pensó que quizás la única forma de acabar con esta espiral que los atrapaba sería saber qué siente el otro.
Por eso, Martín decidió dedicar toda su vida a inventar una máquina que transformara las Voces Agudas en Voces Graves y viceversa. Y lo consigió.Pero su propia raza lo condenó por traidor, y el invento cayó en el olvido, y la idea se quemó junto a sus libros.
Y es que no se pueden derrumbar las bases de la estupidez con la racionalidad. No se puede combatir con las armas de la lógica al necio que no quiere comprender otra realidad más que la suya.
Pero esto Martín sólo lo supo mientras ardía junto a sus ideas.

17 comentarios:

Druida de noche dijo...

La transformación de lo uno en lo diverso, lo diferente en lo unico.... La historia de la humanidad para sintetizar: que todo lo oliva para poder rehacerlo de nuevo...

saludos
Druida.

X dijo...

Qué irónico. Excepcional. :-)

Oscuro dijo...

Y aún así, fíjate la de cosas que conseguimos hacer... parece increíble

La Zipli dijo...

Al final siempre es lo mismo

barbaria dijo...

Bien por Martín... cuando seamos mayoría ¿quemaremos a los disidentes?

cristal00k dijo...

Siempre seremos imperfectos. Lógica, sentimiento y necedad... nunca van a casar demasiado bien...
Pero habrá que seguir intentándolo.
Abrazos para Martín y su amigo.
Y para ti, off course!!

Martha dijo...

La estupidez es uno de los pilares sobre los que se asienta esta sociedad...

Pero bueno, mientras haya unos pocos inteligentes, siempre quedará esperanza...por muchos libros que quemen.

Me ha gustado mucho el relato...y me ha encantado el mensaje.

*entangled* dijo...

>>> "...no se pueden derrumbar las bases de la estupidez con la racionalidad..."

"Contra la estupidez, los propios dioses luchan en vano"

El origen de los conflictos entre grupos humanos está en el instinto de pertenencia a la tribu, un sentimiento que seguramente tuvo su utilidad hace milenios para configurar nuestra especie, pero que hace ya tiempo que se convirtió en un *lastre*.

GABI dijo...

Muy bueno Yandros, como siempre me ha encantado.

Besitos!

Uma dijo...

Muy bueno!pero no pierdo la esperanza

YoMisma dijo...

Genial y triste.

Lo que nos separa no se puede cambiar porque nos identifica, supongo que no aprenderemos nunca.

Saludines,
YoMisma

Luna dijo...

Me ha gustado tu comparación. No me ha gustado como alguien que consigue unir es descolocado de nuevo por las diferencias absurdas y arde con tanto por descubrir. Y sabes...tu que hablas de agudos y graves! qué dificil es unirlos, y como admiro a Martín. Voy a clases de técnica vocal y por mucho que la profe me dice "Coloca la voz grave donde has puesto la agudaaaa!!!" uff es casi imposible, pero lo conseguiré. Cuando lo consiga te aviso.

mua!

S. dijo...

ja!todos tenemos falta de visión en alguna ocasión de nuestra vida!

Claire dijo...

Hay mucha necedad en este mundo en el que vivimos, pero las cosas siempre pueden mejorar..
Besos.

FBM dijo...

Me parece un tema estupendo para desarrollarlo con más amplitud.

Camaleona dijo...

A los niños se les aplaude cuando por fin consiguen clasificar, cuadrados, círculos, triángulos, rojo, amarillo, grande, pequeño, largo, corto... según creo, a eso le llaman inteligencia... Sin embargo, es diferente cuando en vez de clasificar lo que hacen es descalificar, amargo buaj qué asco, rojo buf qué horripilante...

Atlántida dijo...

Yo creo que es el miedo, un miedo terrible que siempre siente el ser humano por lo desconocido, lo que nos vuelve irracionales.

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