miércoles, 4 de enero de 2012

Crónicas Suburbanas III

Por las noches la multitud ha abandonado los vagones. Éstos circulan fantasmalmente, casi vacíos de almas, tal vez aligerados de su carga diaria, tal vez melancólicos del gentío de las horas punta.
¿Preferiran el silencio incómodo de la muchedumbre o quizás el silencio obligado de la ausencia de inquilinos temporales? Habría que preguntarle al tren. A las ruedas o a los asientos, a la locomotora o al tren de cola. Igual tienen sentimientos encontrados, lo mismo que a nosotros a veces la razón en ocasiones nos dicta un camino y el corazón nos indica otro.

En el punto medio del recorrido, centro y dueño de nuestros destinos, suben más viajeros, borrando de un plumazo el silencio inspirador; familias que entran charlando, móviles parloteando. Añoro cuando se perdía la cobertura en cualquier túnel. Ahora se cruzan conversaciones, tropiezan diferentes tonos de voz, se entrelazan, desentonan y todos juntos forman un run-run antipático y abrumador. Las ruedas chirrían en señal de protesta, un politono les contesta, y mientras, el gusano metálico continúa fiel a su itinerario premarcado.

Risas nocturnas, idiomas diferentes, voces graves y agudas, cada uno en su burbuja particular ajenos a su alrededor, sin entender que sus voces, sus ruidos, no respetan las fronteras...





Añoro el silencio

4 comentarios:

fbm dijo...

¡Si fuera solo en el metro! Ahora, incluso en un restaurante está todo el mundo con el móvil, hablando o escribiendo y leyendo mensajes.

gamar dijo...

Los que se vienen a vivir al campo viniendo de una gran ciudad, no pueden dormir porque hay demasiado silencio.
Un abrazo.

Atlántida dijo...

Tus viajes en transporte público están dando para mucho.
Es curioso como acabamos dotando de personalidad a los objetos inanimados, a veces pienso que mi coche tiene alma.
La conexión constante con el mundo ha roto gran parte de nuestra intimidad, a veces dan ganas de huir allí donde nadie llegue ¿verdad?

cristal00k dijo...

La "dimensión virtual" ya es una parte más de nuestro ADN emocional, Yandros... la mayoría del ahora y ya no te digo... de lo que está por venir... vive conectada a esa dimensión.

Yo utilizo muy poco transporte público, pero siempre que lo hago me impresiona ese cruce de vidas... que se produce "aparentemente" sin motivo alguno.

Abrazos!

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