martes, 9 de junio de 2009

Supervivencia II. Soledad

Se despertó bruscamente. Las sábanas en el suelo y la almohada empapada en sudor reflejaban que aquella había sido otra noche más como las que aleatoriamente le venían sucediendo desde hacía unos años; dolores de cabeza sin remedio, susurros ininteligibles rebotando dentro de él y una sensación de asfixia acuciante formaban parte de sus horas más oscuras. En esta época, el zumbido del ventilador en un intento desesperado por aplacar el horrible calor veraniego se sumaba a la lista de crispaciones internas hasta que finalmente todo cesaba de repente y se quedaba profundamente dormido, derrotado por la feroz batalla que se libraba dios sabe contra qué.

Le habían visto innumerables médicos y tras probar con todos los métodos posibles ninguno había conseguido detectarle nada, ni el más leve indicio de anomalía de funcionamiento en su cerebro. Tan sólo tras someterse a pruebas durante la fase de sueño REM y comparar las diferentes fases del sueño mediante la polisomnografía, detectaron un comportamiento extraño; una vez que se quedaba dormido, la intensa actividad cerebral de los momentos previos se frenaba de repente pasando bruscamente de las ondas Beta y Ram-Alta, a las ondas Delta, lo que significaba que por fin el cerebro se había relajado y llegaba el sueño profundo. Pero tras unos minutos algo asombroso aparecía en las mediciones: una nueva familia de ondas alfa asomaban en la actividad cerebral. Unas ondas extrañas que sincronizaban con las deltas.
Es como si dos cerebros estuvieran en paralelo unidos entre sí...

Se metió bajo la lluvia reparadora de la ducha, sintiendo cómo resbalaba por su piel el agua tibia llevándose consigo los segundos perdidos de la noche. Tras vestirse, miró su reloj y comprobó que llegaba tarde al trabajo, para variar. De un sorbo apuró el negruzco café olvidado en su taza y salió precipitadamente de su apartamento situado en la avenida principal.

Y se quedó parado en la puerta.

La ciudad estaba desierta. Su calle, siempre envuelta en el asfixiante humo de los coches, ensordecida por el ajetreo constante de las idas y venidas de los viandantes, estaba sumida en la más absoluta quietud. Aún aturdido, vió como en la acera de enfrente, salía una persona de un portal y quedaba igualmente paralizada. Decidió cruzar la calle para preguntar si sabía lo que ocurría cuando de repente la figura se desplomó en el suelo mientras emitía un lastimero quejido que resonó en el silencio de la avenida como si resquebrajara la realidad en dos. Cuando iba a empezar a correr para acudir en su ayuda, una oleada de dolor se expandió en su cerebro obligándole a hincar las rodillas en el suelo.

Con las manos a ambos lados de la cabeza intentando frenar la sensación de explosión dentro de él, desgarró el tiempo con un escalofriante grito mientras una honda sensación de soledad vaciaba su interior...




8 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios, desconozco la razón, pero me he agobiado muchísimo con esta entrada.Será que me he puesto en la piel del protagonista...........

Camaleona dijo...

El desasosiego me invade... tengo el estómago en un nudo y el corazón en un puño.
¡¡final feliz!! ¡¡por favor!!

Unknown dijo...

verdad qué agobio!!! menos mal que yo problemas de migraña no tengo. Pero mi insomnio me preocupa, ojú, espero que no me pase algo parecido un día de estos, niño! jaja..

Besos. Angie.

Yandros dijo...

Bueno veo que he conseguido el efecto deseado jajajaj
No os preocupéis, este agobio es sólo el principio del que sentiréis en el siguiente capítulo así que guardad fuerzas.
Abrazos solitarios!

cristal dijo...

Excelente relato. El funcionamiento de nuestro cerebro en las fases del sueño es algo que me gustaría llegar a comprender. Los sueños siguen siendo un misterio que la ciencia no termina del todo de esclarecer. Hay sueños que parecen tener un carácter premonitorio y los hay telepáticos. Aunque, hay quien sostiene que son simples conexiones aleatorias y no hay que darle más vueltas. Me ha gustado mucho tal como lo has escrito. Un abrazo

cristal00k dijo...

Niño, en dos palabras Im-presionante jajaja!
En serio, es muy bueno Yandros. Este deberías presentarlo también al CETH. Tiene un tempo excelente, que va in crescendo hasta el final. Espero el siguiente capítulo plis!!
Por cierto, que... creo que se llama Sara, aún no ha pasado por mi entrada a lo de la ortografía, o quizás lo haya hecho en silencio. Supongo que en su momento me dirán algo.
Bueno, que me enrollo. Un beso amigo Yandros.

Anarquista dijo...

mmmm yandros he estado ausente por problemas de salud unos dias y me he perdido un poco con eso de la pecadora de la semana... voy a ponerme a leer con detenimiento y voy a pasar mas tarde a dejar mi comentario....
Ahora solo queria pasar a dejarte mis saludos Anarquista en tu reino del caos

Andrea dijo...

Hola yandros. Me he quedado atrapada por tu historia! Llego desde el blog de Cristal00k, y si no te importa, te sigo para no perderme el resto, me encantan los relatos angustiosos! Un abrazo.

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