Decidí dejarle terminar aquel tema de conversación. Ya no era un diálogo, ni siquiera una discusión, más bien un monólogo soez y sin sentido, una palabrería incansable aderezada con insultos y gesticulaciones exageradas. Su aliento enrarecido y apestoso me hizo temer lo peor. Cuando bebía, se convertía en aquel monstruo horrible que siempre vuelve por más que yo quiera cerrar los ojos y no ver la realidad. Ya nada le calma. Mi silencio le exaspera y él grita aún mas fuerte. No soy capaz de articular palabra, su ira se alimenta del miedo que expresan mis ojos, suplicantes, temerosos, rendidos ante la fuerza de lo incomprensible..."No grites tanto, por favor, vas a despertar a ...". La frase murió en mis labios sin llegar a nacer, abortada violentamente con un bofetón que sonó como las puertas del infierno al cerrarse tras de mí. Volví a mirarle a la cara justo para recibir el impacto de su enorme puño en mi ojo izquierdo. Una cortina roja cálida y viscosa se dejó resbalar desde mi ceja para enturbiarme la visión e inundar mi boca en un sabor férreo. Era yo, que me consumía. Levanté mis ojos empañados en lágrimas y sangre para suplicar, y la imagen de mi hija en la puerta, llorando y gritando a su padre que no pegara a mamá se pegó a mis recuerdos para siempre. Todo ocurrió a cámara lenta. Aquel monstruo al que tanto había querido, que tantas promesas me había susurrado en las noches de antaño, que tanto besó mis labios que ahora se empeña en romper una y otra vez, aquella bestia inhumana que se escudaba en su mala suerte y al que el alcohol había transformado poco a poco hasta convertirlo en una sombra de lo que fué, levantó su brazo y golpeó a mi hija, a nuestra hija. Golpeó a cinco años de felicidad absoluta, a aquel ángel que me conectaba al mundo real cuando yo creía estar atrapada en un calvario continuo. Y entonces comprendí que me había engañado a mí misma, que nada cambiaría, que todo iría a peor, que aquel demonio disfrazado de hombre siempre había sido así y yo llevaba un velo de engaño en la mirada. Volvió a levantar el brazo para descargar su ira contra aquel ser inocente que era sangre de su sangre, que era el fruto de lo que un día yo creí amor. Y la mirada aterrada de ella hizo explotar mi interior en un estallido apocalíptico. Me fragmenté en porciones asimétricas de ira, rabia y desesperación. Sentí el nacer de un nuevo día, el amanecer de una nueva era y con la visión borrosa y las fuerzas al límite agarré aquel atizador de la chimenea y descargué mi dolor un un solo golpe mientras sonaban en mi cabeza todas aquellas voces amigas que siempre me habían querido ayudar cuando era ciega de corazón y sorda a la razón...
Abracé a mi hija, que lloraba. Algún vecino había llamado a la policía. No sé cuanto tiempo había pasado cuando llegaron, pero allí seguía yo, besándola y prometiéndole una vida mejor mientras nos rodeaba la sangre de aquel que decía quererme mientras me mataba día a día.
12 comentarios:
No lo he querido poner al principio para no fastidiar el relato:
Dedicado a todas aquellas mujeres que sufren malos tratos en silencio, para que no esperen al último momento para acabar con esta lacra que nos asfixia.
Denuncia!
Abrazos a todos
Quien a hierro mata...
Lamentablemente sucede cada día aunque no nos enteremos hasta que salen en las noticias.
Muy bueno Yandros, excelente descripción de una terrible y desgraciadamente,realidad.
Vaya, este tema me toca mucho la fibra, sigo sin entender porqué a veces los humanos, no digo sólo las mujeres, nos dejamos llevar por situaciones que no nos convienen y que nos hacen desaparecer como personas, enganchandonos al sufrimiento.
Aquí se ve el coraje, si hay algo que hace reaccionar a una mujer, es un hijo, lástima que no pudo evitarlo antes, salir corriendo de una realidad que no era cierta.
Jo! que descriptivo, el relato es bueno, sin embargo me parece que la violencia nunca acaba bien de ningún lado y seguro la prota tendrá que pasar algunos años en la cárcel cuando pudo haber denunciado o huido. Pero como historia muy bueno.
Y solo de pensar en todas esas mujeres se me encoge el corazón.. Tiene que ser horrible.
Un relato magnífico.
El maltrato a las mujeres, es la punta del iceberg, la parte visible de un problema gravisimo que tiene su origen en la falta de educacion social y en la indulgencia que inspiran las faltas "leves".
Indigna, pero no sorprende.
El relato sobrecogedor, tanto más cuando es algo tan real y presente.
Tenemos el derecho divino de proteger a nuestra descendencia, nadie debería nunca dudar sobre eso y a las malas, aunque las leyes puedan creer que la defensa no es tal, porque no hacía falta inflingir la muerte, la vida, encerrada de esa manera es peor que cualquier castigo de la "justicia".
Salió una noticia, en la que querían condenar a una mujer por defenderse de malos tratos, causando un daño mayor del que se le provocaba, y aunque no quise profundizar más, me quedé paralizada.
Saludines,
YoMisma
Es de esos momentos en los que de pequeño aplaudía en el cine cuando el malo se llevaba lo suyo, con la diferencia de que ahora mas que aplaudir era yo quien mientras leía golpeaba con saña, en la persona de él, a todos los que como él puede que ahora mismo esté maltratando.
Sé que no es el mejor ejemplo,pero lo que si aplaudo es un gran relato que refleja la realidad desnuda de ese instante, minutos tal vez pero basta uno solo, que fruto de un pasado de cultura, mentalización, educación y creencias ya religiosas o sociales, ha justificado tal comportamiento, y hablo de pasado y no me voy a Roma o la Edad Media, sino ahí al lado (la esclavitud se abolió en el s.XX por ejemplo.
Ahora se quiere cambiar todo eso en días.
Y no es que se quiera cambiar, es que hay que erradicar esa mentalidad. Y penando fuertemente actitudes de maltrato ya en los colegios, porque si pegar a un profesor ya no es falta sino delito el mismo trato cabe aplicar al que piensa, AUN, que puede maltratar a otra persona.
Un abrazo y felicidades por un homenaje mas que merecido!
Turbador! ¡He perdido la cuenta de las veces que he sentido erizar mi piel a medida que iba avanzando en la lectura!
Enhorabuena por haberlo sabido plasmar tan bien en un papel. Tu escrito tiene una fuerza y una carga emocional que de tan grande es turbadoramente impactante, de verdad!
¡Apunta en la lista de "Favoritos de Angie" este relato por favor!¡Me ha encantado!
Besos. Angie.
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